Esquelas oscuras

Se estancan los segundos en mis pupilas,
una noche de humos apresados
en redes de espacios vacíos,
incompletos de sustancias amargas.
Duelos de esperanzas post fechadas,
de quieros postergados en suburbios.
Mis manos temblorosas elevándose a la noche,
aferrando al aire como al último aliento.
Las líneas convulsionan en el suelo
y dibujan torbellinos inescrutables.
Andamios de suspiros elevándose
desde mis labios hasta la nada,
buscando la salida a este deterioro
de pieles rasgadas de llanto.
El frío agrieta mis labios
y se escapan por mis poros
las sonrisas muertas de espanto.
A través de la ventana,
una sombra negra entra y me mira,
escudriña mis manos
y se posa al borde de mi cama,
robando la última luz
que agoniza entre las sábanas.
El resplandor de un amanecer
que se mueve tres pasos atrás
cada vez que el viento lo mece.
Cantos desesperados acechando
en los rincones inconclusos
de una vida que se arrastra
entre polvos y arenas desérticas.
Muecas en los relojes taciturnos,
espejos que me repiten voces
que llegan de todos los puntos
y convergen en el silencio impuro
de esta noche que se avejenta
en las esquinas de una casa
que se habita a sí misma,
mientras mi piel se mimetiza con el aire.

Y la sombra...

... la sombra duerme conmigo en la cama...