Recovecos de algo que fui



A veces me sorprendo con las manos llenas de olvido,
con un espacio deshabitado donde cantan los ecos,
donde el tiempo se hace pequeño y los pasos anchos.

Los días grises desfilan
como un sinfín de pensamientos ateridos
en este rescoldo de ayer.

Se juntan los silencios en el centro de las pupilas,
naufragan las palabras por los peldaños
que dibujan los tic tac de un péndulo sordo.

Oh, la tristeza que se agrieta de frío.
El abismo caído de tu boca,
donde el viento es enemigo de toda esperanza.

Este vacío de llanto,
que ya no es miedo, que ya no es soledad.

Todo se ha vuelto desidia.

Inercia de manos que siguen el hilo de una nada
que me revolotea en la sien,
que grita con espanto en mi oído.

Y afuera todo es ajeno, lejano...
Las calles que no se cruzan con tus ojos,
los pasillos de laberinto donde se arrastra
toda esta falsedad pintada de rojo.

Tantas ventanas que se arrugan con su reflejo,
nos acusan de la palidez de estos días en espiral,
nos miran con ojos que tiemblan, que mueren, que ahogan...

La rabia contenida bruñendo lágrimas añejas,
atando los cabos de todo lo que fue bajo tus pestañas.
Se queda pendiendo de un susurro todo intento,

Esta ciudad deforme, se contrae, nos traga y nos pierde.
Nos dicta rencores arrancados de la piel,
cada esquina nos roba la mirada,
como si los neones crepitaran al pasar.

De pronto todo es humo, destello de algo fugaz,
luz reflejada en un charco.
Bruma. Sombra continua que mancha con salitre
los muros y las ganas.

Vuelta atrás las hojas de una historia en desorden,
de este pacto a medias,
este sueño ambarino de días y desaciertos.

Mis Versos Alessandrinos


Mirando en el pasado recorro entre sonrisas

la magia de tus ojos, la luz que hay en tus besos.
El tiempo, de tu mano, me lleva a mí sin prisa
al sitio donde viven mis sueños y embelesos.

Perdida entre tus risas voy como hoja al viento
me eleva tan radiante, surcando el cielo eterno
obsequias tu alegría, nos llenas de tu aliento,
me envuelves en dulzura, me abrigas del invierno.

El paso de los años nos colma de ilusiones,
perpetuo compañero, es cómplice y hermano
de todo lo vivido, también de las lecciones
ya juntos compartimos diez años de la mano

Divina suerte tengo, poder llamarte Hijo
mirarte cómo creces y alcanzas nuevas metas,
le das sentido siempre a mi mundo desprolijo
recorres mi universo volando entre cometas.



¡Feliz cumpleaños, mi amor chiquito! Que no haya nunca un día que no esté lleno de razones para sonreír.Gracias por iluminar cada segundo.
Te amo, pollito.


Palabras sueltas...


... y las notas que sangran siempre
aquel destino equivocado
que las olvida en el viento.


Se fueron las mañanas, llanto abajo, por las alcantarillas.
Las ciudades desdibujan las muecas que unían las sonrisas.
Tantas esquinas perplejas se separan del tiempo que nos abrazaba como huérfanos o heridos.



Tendemos trampas al olvido, le corremos las cortinas a la soledad...

En vano el silencio nos crece entre las manos,
entre tanta suciedad y escombro que dejamos esparcidos en los rincones que habitaron nuestros labios.

Se pierde, oscila entre cuerdas de un violín agónico...

Estos adioses que llegan como a hurtadillas y no miran de frente,
que se cuelan por los recovecos de aquella historia de hace tiempo...
Se esconden bajo los párpados, se precipitan a tierra buscando algo que al fin sea digno de volverse eterno.
Caen presos de terror... tiritan...


... y el amanecer se cierra
como si el aire pudiera robar
aquella fragancia de besos...


Hemos huído tanto de nuestras miradas, trocamos días por muros,
y allá... lejos, nos atrincheramos de nosotros mismos.
¿Recuerdas, amor, cuando los vasos estaban colmados de risas,
cuando las mañanas tejían cobijo a las palabras?
¿Recuerdas el tiempo inacabable de no pensar en qué vendrá mañana?

Fuimos el equívoco favorito de una historia sometida a fuerza.
Una continuación mal habida de un beso que nació muerto de frío.

Ahora el tiempo cobra las caricias, las amontona y las destruye.
Hurga en la herida que forjamos con tanto empeño.
Cosidos de labios, andamos los meses con el rencor a cuestas.


... y las hojas se fueron rompiendo,
cayendo lejos de los pasos,
perdiendo los nombres... llorando tan mustias...





Vacío






Del latín 'vacīvus'.
Adjetivo: Falto de contenido físico o mental.
Falta, carencia o ausencia de alguna cosa o persona que se echa de menos.
Vacante.


Nos habíamos cubierto de silencio,
de tiempo dormido en las esquinas,
nos habíamos llenado de abismos,
de manos asidas al vacío.

El manto del frío nos congeló
el alma y los huesos,
nos arrancó la dermis
proclamó muerte en los intentos.

Las risas deshabitadas inundaron
las calles de esta ciudad mustia
que se tiñe de hollin y descontento,
que huele desdicha y abandono.

Anduvimos, entonces,
volcando las vasijas,
desaguando las miradas,
como queriendo escapar del llanto.

Los relojes a contratiempo
nos marcan llagas de descontento,
nos arrinconan en suburbios
poblados de ecos que se lamentan.

Y de pronto, una rotura en los pasos,
un tropiezo contra el espejo,
las venas que se ensanchan
a cada pálpito.

Volvemos al punto neutro,
al sitio donde reviven los lamentos,
donde se quiebra la angustia
y nos volvemos ráfaga de viento.

Apuramos los días,
los empujamos por el borde
de la copa que colmamos de lágrimas,
los abandonamos por desidia.

¡Basta ya! Que la mañana arremente
con furia de ventolera en mi ventana,
desandamos el camino
sin remordimientos sobre las sienes.

Caemos de rodillas ante los dioses muertos
que nos miran con desdén y nos apuñalan justo al centro,
el miedo inconfesable que se irgue imponente
en señal de triunfo y desamparo.

Se me corta la mirada,
se me cierran los puños,
entonces el vacío me posee
y me colma de nada.

Pequeña Serenata Nocturna




Tango india.
Volvés envuelta en humo y notas de violín,
en noches húmedas y versos guardados,
añejos de madera,
con manecillas inmóviles que giran en voces que se encuentran...
en el encuentro.

Volvés porque nunca te fuiste,
como los frutos esperaste para volverte agua
que cae con sonidos que suenan a lágrimas repletas de motivos,
y se diluyen mojando una tierra,
y “huele a agua”que limpia,
y se transforma en vida de ojos asombrados,
en tactos que leen en el braile interminable de un libro
al que le restan muchos cuentos por contar.

Todo es volver…

Rasgando el silencio de letras que dormían,
esperando que las notas de una noche plagada de estrellas,
le soplaran los tonos para pintar estos días que permanecen entre las manos,
como pequeñas luces,
que vuelan lentas, entre rocíos y el verde que tanto te llama.

De pronto una sonrisa que baja con una lágrima,
que nos vive, que nos abraza, que nos cobija.

No existen partidas,
no hay nunca una despedida para lo que es eterno,
para lo permanece.

Los días cuentagotas que se impregnan en la noche, e
n el viento que es refugio para las risas.

Todo es volver..

Mile y Alexa ;)