Me deslizo con pasos angostos
en la cuesta abajo del día
con el dolor de la gravedad en mis manos.
Los tañidos díscolos de una campana muerta
tortura el fondo de mis sienes marchitas.
Se cubre la noche con un manto de frío
que se cuela hasta el fondo, por mis pupilas,
trayéndome el eco de los caminos abandonados.
Habría que contar del resplandor de las ventanas
que se van cerrando en un punto final aletargado.
Se van poblando de vacíos
mis marchas silentes...
...los días.... las nubes...
...y la flores.... y el tiempo....
¿Qué claman los faros a los puertos?
¿Qué ansía la mañana del viento?
No es un susurro el llanto de la noche
ni son mis palabras testamento de este adiós.
Es el miedo el punto de equilibrio
donde divagan mis manos...
...la tinta... las hojas...
...y la calma.... y el tiempo....
.... y las espinas....
en la cuesta abajo del día
con el dolor de la gravedad en mis manos.
Los tañidos díscolos de una campana muerta
tortura el fondo de mis sienes marchitas.
Se cubre la noche con un manto de frío
que se cuela hasta el fondo, por mis pupilas,
trayéndome el eco de los caminos abandonados.
Habría que contar del resplandor de las ventanas
que se van cerrando en un punto final aletargado.
Se van poblando de vacíos
mis marchas silentes...
...los días.... las nubes...
...y la flores.... y el tiempo....
¿Qué claman los faros a los puertos?
¿Qué ansía la mañana del viento?
No es un susurro el llanto de la noche
ni son mis palabras testamento de este adiós.
Es el miedo el punto de equilibrio
donde divagan mis manos...
...la tinta... las hojas...
...y la calma.... y el tiempo....
.... y las espinas....