Sin título... ni ganas

Hemos dejado que la noche nos avance como a dos ciegos...
nos miramos las esquinas y ya ni nuestras sombras
nos guiñan ni con el rabo de los ojos.

Es pesada la tarde, como esa lluvia que nunca llega a tiempo,
como esas piedras precaristas que plantan banderas y miserias
en los bolsillos de nuestras manos.

Caminamos al lado y el roce del silencio agrieta las gargantas,
se nos come la voz, los besos, las miradas, las ganas...

Nos queda ese vacío de nada, ese abismo intransigente,
las veces que destejimos al tiempo, lo envolvimos en papel de fumar...
vino el fuego...y entonces, nos consumimos a la vez...

¿Ves al destino?

Da la vuelta en dirección contraria,
nos lleva hacia el destiempo,
al olvido... a las casas muriendo por las ventanas.

Me he vaciado en un sorbo el último gesto,
he perdido la llave, otra vez, en algún punto muerto,

Y callo... por no maldecir al viento
y a esa costumbre de encontrarnos ahogados...
allí... en el fondo del mismo vaso...