Retrato






Llegaba de nuevo al punto de convergencia
del silencio y los ojos vacíos,
ahogaba sus sollozos en cerveza caliente...
muerta... hacía unas horas ya...

Había fotos amarillas,
repartidas como un juego de azar,
por el piso de ese cuarto oscuro
al que llamaba hogar.

Una vez, hace algunos siglos,
alguien rompió contra su cara,
los brazos de la calma
y ahora tiene cicatrices en lugar de sonrisa.

No podría decir porqué,
pero era tan diminuta,
que no tenía sombra
que se postrara a sus pies.

Todo a su alrededor
se componía de puntos vacíos...
de silencios amarrados uno contra otro
de grietas por dónde lloraban sus dolores.

Era... un ser inexistente...
negado al aire.. al vuelo...

Todo cuanto le pertenecía
se fragmentaba al contacto de la luz
y así renacía cada vez la más áspera
de las soledades humanas imaginables.

Un día murió... de cansancio...
de miedo.. de tedio... de falsedad...
murió y fue así de simple...
una lágrima... y un grito al viento...

"esta vez no tropezaré con con el aire"

1 comentario:

Anónimo dijo...

Eres esfervescente. Pura energía. Toda productividad. Hasta creo que con los ojos cerrados, ves.
Besos.