Ven...


Cae la noche y se llena de silencio el aire.

Las paredes son extrañas, como si nunca hubieran estado rodeándome. Son una especie de barrotes que sangran si los tocas con la mirada.
No hay relojes en la casa desde que te fuiste, el tiempo se convirtió en una mueca repulsiva que no quiero mirar más, pero está ahí, tangible, recordándome a cada respiro tu ausencia.
No sé qué hago yo aquí aún. Porqué insisto acomodar los vasos de cartón que fuimos acumulando. Ahora nada tiene sentido. Sólo el eco, que es el único rastro de tu presencia.

(¿Adónde estarán los cerillos?)

Hace tantos días de esto... qué vértigo tocar las hojas en blanco que me gritan tu nombre...
Nada es real. Todo es como un reflejo que se ve en un charco, con figuras conocidas, pero no reales...
¿Cómo hiciste para irte tantas veces? Con una bastaba, una franca, una real, pero así... de a pocos, es cruel... pero ya te lo había dicho... ahora qué importa, si de todas formas te fuiste.
Otra huida falsa. Miro por la ventana y estás ahí, parado en el frío, en medio de la noche. Estás ahí viendo, adivinando el color de mis uñas, me ves de lejos y me hablas, yo veo tus labios moverse, y tus ojos, veo tus ojos y me veo ahí...

¿Porqué no me dejas irme a mí? Una vez... sólo por esta vez, deja que sea yo quien haga las maletas y se marche sin dejar besos dibujados en los papeles... Déjame una noche caer rendida a la realidad, salir airosa del desencanto, déjame dejarte en ese mundo que te aprisiona... dejame ser yo la que guarde silencio, la que no mira atrás. Déjame sin canciones, sin recuerdos que apilar en una atroz hoguera, sin lágrimas ahogadas en la garganta... Déjame, sin más... sin excusas...

Sigues ahí, de ese lado de la ventana, mirando... son rojas... no me mires más... ¿ya qué importa el color de mis uñas o este abrigo desteñido que apesta a tabaco? No mires más... lo sabes, tiemblo cuando me miras... ¿te lo digo otra vez?eres cruel...
Cruel como la mayonesa cuando está rancia, cruel como la última copa de vino... cruel como mirarte y decirte que te extraño, y corras de nuevo y me envuelvas en un abrazo... cruel como que te vayas y luego me extrañes, cruel como cuando regresas al mundo que odias... cruel como estas mil lágrimas ahogadas.

¿Porqué sigues afuera? Hace frío, con lo bien que se está aquí, sólo tú, yo, sin mundo, sin manos, sin muros, sin mordazas, sin cadenas, sin ropa, ¿aire? apenas el necesario para que nos respiremos...
Deja todo afuera... yo te espero y acomodo los vasos de cartón, yo te espero y no tengo reloj...

Ven...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Mile:

Quiero tus cartas.

El cartero muerto en la esquina,
porque los sentimientos
rompieron el sobre...

Ojazos...

Besos

p.d.- ¿qué más decirte que no sepas ya?

wílliam venegas segura dijo...

Buen toque surrealista. Me gusta como escribes. Solo debes hacer eso: escribir y escribir, y verás.

Mile dijo...

Paul... te las regalaría, pero estas tiene remitente...
Pero en vista de que te debo unos versos... pues podemos hacer un cambio... te hago cartas... de todas formas la musa anda "prosóica" en estos días...
Ya vendrán más... así estate al pendiente !! jajajaajaj

Mile dijo...

William, muchas gracias por tu comentario, me alegra que te haya gustado, escribiré y escribiré... LO PROMETO !!