Efecto Secundario



Los camellos son animales muy tristes. Yo no lo sabía.

Todos estos días se han convertido en una sucesión de lágrimas y reproches que presionan mi pecho. Se han ido cayendo una a una mis vértebras. Todas las hojas se han empapado de ese olor a pavimento húmedo que tiene tu sonrisa.

Hay tres membranas que salen de mi mano y se adhieren a tu mirada. De pronto no sé hacia dónde voy. Trato de contener los suspiros que se escapan por mis poros. Como si transpirara tristeza. Hay un vago rumor de miedo que canto día y noche con voz metálica, pero sin brillo.

Ayer descubrí tres cicatrices nuevas en mis ojos. Duelen. Quise caerme y luego meterme bajo la mesa. Quedarme ahí, víctima de la ataraxia. Pero cuando iba a caer, alguien encendió la luz. Yo me distraje viéndote, como a una fotografía. Luego amaneció.

Cuando trato de cerrar los ojos, siento como si los párpados fueran pesados telones escarlata. Me da miedo no poder abrirlos. Así que no duermo y te extraño más horas al día.

Tengo muchos temblores deambulando por mi cuerpo, y el sólo hecho de permanecer de pie, presupone un esfuerzo mortal. Yo decidí quedarme acostada. De todas formas la joroba que me salió en la espalda no me deja caminar. Nunca imaginé que la tristeza tuviera ese efecto secundario.

A veces pienso en los camellos y siento tanta pena, que sonrío...

2 comentarios:

POHEMIO dijo...

Camellística amiga, pues me encanto este "poema-prosa" pues está verdaderamente muy especial, estás muy jorobada y un final impactante =) tus escritos son muy buenos, gracias por seguir escribiendo es muy relajante escucharte =) un beso... tu amigo b0hemi0

Mile dijo...

Bohemio, gracias por tu constancia en este Mercado !!

Jorobada.. estoy jorobada !!

Besos de tu amiga...

Mile